En feng shui el jardín se considera tan importante como la propia casa.
En un mundo dominado por la tecnología y el ritmo acelerado, el jardín feng shui nos ofrece calma, armonía y bienestar.
Nos sentimos atraídos por los jardines a través de los sentidos y por las emociones, sensaciones y recuerdos que nos evoca, convirtiéndose no sólo en un lugar donde desconectar y disfrutar, sino también, en un lugar que cuida y nutre nuestra alma, cuerpo y mente.
A la hora de diseñar un jardín feng shui, se tiene en cuenta que todos los elementos que lo componen: plantas, rocas, agua, caminos…contribuyan al flujo de la energía chi de manera que beneficie a sus habitantes, buscando siempre el equilibrio y la armonía e intentando que sea lo más natural posible, con el objetivo de acercarnos a la naturaleza y fomentar la salud.
Los elementos que componen un jardín feng shui:
Las plantas:
Las protagonistas del jardín, son al vida y el alma del mismo. Las plantas tienen el poder de actuar sobre nuestro estado de ánimo.
En feng shui se aconseja combinarlas creando contrastes de colores y texturas para equilibrar las energías yin y yang, y que el efecto visual sea armonioso.
No conviene que quede demasiado abigarrado ni que ningún elemento destaque demasiado sobre otro.
Los árboles:
En China se dice que los árboles crean para la humanidad una expansión mágica y misteriosa del espacio.
Los árboles potencian la energía chi del jardín y además son beneficiosos para nuestra salud. Se ha demostrado científicamente que los árboles emiten iones negativos que nos relajan y nos proporcionan sensación de bienestar.
Los árboles son símbolo de transformación y sabiduría que encierran años de historia y memorias del pasado.
Se recomienda que no queden demasiado cerca de la casa ni justo delante de la puerta de entrada.
El agua:
Un antiguo proverbio chino dice que un jardín sin agua es como un cuerpo sin sangre.
El agua relaja, aporta serenidad y nos acerca a la naturaleza, aportando un toque de encanto y magia a un jardín.
Puede estar presente mediante un pequeño estanque, un riachuelo o una fuente de agua en movimiento.
Además puede ser fuente de vida, si colocamos alguna peces o tortugas de agua, también plantas acuáticas como nenúfares.
No sólo aportará belleza y paz, también servirá para calmar la sed y refrescar a aves y fauna silvestre, de este modo estamos devolviendo a la naturaleza la paz y el sosiego que ella nos brinda a nosotros.
Rocas:
En un jardín feng shui se busca el equilibrio de las energía yin y yang. Las rocas aportarán al jardín el elemento Metal y la energía yang. La dureza de las rocas, al contrastar con la suavidad de las plantas y las flores, está aportando un perfecto equilibrio entre el yin y el yang.
Caminos:
Antiguamente en China los caminos eran concebidos no tanto para llegar a un destino sino para disfrutar del paisaje, de sus cambios, de sus regalos para los sentidos…por eso son serpenteantes, para favorecer el flujo de la energía chi de forma armoniosa.
Si hay un jardín delantero con un camino hacia la entrada a la casa, conviene que no sea recto, sino que tenga forma curva. Además de favorecer la entrada de la energía chi a la vivienda, las formas curvas resultan más acogedoras que las rectas o angulosas.
Iluminación:
La luces representan el elemento Fuego y aportan calidez a cualquier espacio. En un jardín podemos utilizar farolas, así como velas de exterior o farolillos para crear un ambiente romántico y relajante, aportando encanto y magia a la zona social, donde cenar y pasar momentos agradables con familiares y amigos.
También podemos utilizar la iluminación para delimitar los caminos.
Mobiliario:
El feng shui recomienda que el mobiliario tenga formas curvas, ya que las formas demasiado angulosas pueden desprender energía directa y cortante. A nivel científico, podríamos decir que nuestro cerebro prefiere las formas curvas y orgánicas porque nos conecta con la naturaleza y los biológico. En un jardín, además, las formas curvas y los materiale naturales como la madera o el mimbre nos proporcionará sensación de integridad con el entorno y la naturaleza que nos rodea.
Disfruta de jardín con los cinco sentidos
El jardín puede convertirse en una experiencia sensorial de una forma muy sencilla:
Olfato:
El olfato es el sentido más básico ya que los aromas van directos al subconsciente y allí desatan recuerdos y emociones que nos afectan de forma muy directa.
En un jardín podemos incluir plantas con aromas que nos gusten y reconforten como las gardenias, el jazmín, las lilas, el rosal….o plantas aromáticas como la lavanda, el romero, hierbaluisa, etc. Los aromas de las plantas nos conecta con la paz de la naturaleza y nos ayuda a restaurar nuestro equilibrio interior.
Oído:
La naturaleza de por sí nos aporta patrones acústicos básicos que han modelado nuestra audición durante siglos. Un jardín feng shui es un lugar donde deleitarse con los sonidos del agua, del canto de los pájaros que han encontrado refugio en nuestro jardín, de las campanas de viento, éstas conviene que sean de madera o bambú. Incluso un jardín puede ser nuestro oasis en el que disfrutar del sonido del silencio.
Gusto:
Un jardín además nos ofrece la posibilidad de cultivar árboles frutales, plantas aromáticas con las que condimentar en la cocina…o incluso tener un pequeño huerto, donde poder contemplar el milagro de la naturaleza, al ver una semilla convertida en alimento, que servirá de deleite para nuestro paladar.
Vista:
Por supuesto un jardín nos cautivará e primer lugar por la vista, por sus formas armoniosas, el equilibrio entre los cinco elementos, los colores de la flores. El color verde fresco de las plantas nos aporta calma y nos ayuda a serenar la mente.
Tacto:
Un jardín también se disfruta con el tacto de las plantas, las flores, el agua, los árboles, los frutos…fomentando así la interacción y conexión con la naturaleza, ayudándonos a desconectar la mente y adquirir conciencia del entorno que nos rodea, viviendo el momento presente con más intensidad.
A veces los pequeños detalles, las pequeñas cosas de la vida, que probablemente pasemos por alto, son las que dan condimento a nuestros recuerdos y encienden la chispa de la vida.
Cuando hemos aprendido a acercarnos a la naturaleza, a conectar con su esencia a través de las sensaciones y emociones que nos despierta, a sentirnos uno con ella, respetándola y viviendo en consonancia con sus ciclos y su energía, entonces habremos comprendido parte de la esencia del Feng Shui.
Susana Amorín